Me he puesto a estudiar su etimología, que no precisamente para un examen. He aquí las diferencias: mientras la palabra estudio vendría de aplicación, cuidado y celo; la palabra examen vendría de exigir, reclamar y juzgar. Vamos, que estudiar es algo así como dedicarte con empeño a una tarea. Por otro lado, el significado de examen sería equivalente a juzgar.
Entonces, cuando haces un examen, lo que sucede es que alguien te está exigiendo que "extudies" para posteriormente te juzgue y te reclame un mínimo.
Pero alguien que estudia, es alguien que se dedica con celo a una tarea, en este caso, la de conocer. Si nos vamos a la RAE, celo significa "Cuidado, diligencia, esmero que alguien pone al hacer algo" o "Interés extremado y activo que alguien siente por una causa". Vanos, que alguien que estudia tendría que poner interés en lo que hace y esmerarse, en este caso, en conocer.
Entonces me pregunto ¿Está bien dicha la frase, estudiar para un examen?
No sería mejor, decir: "extudiar" para un examen o estudiar para un "esamen". La diferencia entre las que utilizan la x y las que utilizan la s, sería: el "bando de las x" se interesaría más por el juicio del conocimiento (la nota, vamos) que el echo de esforzarse y poner empeño en aprender y conocer; en el "bando de las s" estarían aquellas personas, que, aun teniendo ese "esamen" a la vista, su esfuerzo no es tanto por el fin de sacar una buena nota, si no por conocer el maravilloso mundo que nos rodea, y poder comprenderlo.
Así, mientras en el "bando de las x" competirán por ver quien saca más nota, no dudarán en pisotear al vecino (todo sea por la causa de la nota), venderían a su propía madre por un diez, y aun siendo los más "listos" (si se puede llamarlos así) y sacando sobresalientes por doquier, no dudarían en hacer cualquier tipo de trampa por sacar un poco más de nota.
Tendríamos a "extudiantes" que solo les importa el fin (la nota) y no el camino (aprender). Que no pensarían por ellos mismos ni dudarían tan siquiera si lo que hacen tiene sentido o no.
Pero, por suerte, en el "bando de las s", nos encontramos a estudiantes que les gusta aprender. Que disfrutan más el echo de conocer que sacar un buen diez. Que se plantean las cosas antes de hacerlas. Que prefieren colaborar antes que competir, todo sea por el esfuerzo de conocer, y cuantas más perspectivas, mejor.
Ellos no se estresan tanto ante un examen que sus homónimos del "bando de las x", y si, lo digo bien, pues no existen los "esamenes", los pobres estudiantes se ven obligados a hacer examenes, que suerte tienen los "extudiantes".
Por desgracia, en la actualidad, hay pocos estudiantes y muchos "extudiantes, muchos examenes y casi ningún "esamen", muchos examinadores y pocos "esaminadores" o tambien llamados profesores (en mi vida he visto cuatro, son una especie en extinción).
Pues estaba pensando yo en todo esto, y he pensado, coño con el poder de las palabras. Lo que se esconden detrás de ellas, su significado, su etimología. Como alguien que domina las palabras puede dominar casi todo el conocimiento, pues él está "fabricado" de lenguaje, por así decirlo. Y reflexionando sobre este tema, me fijo, como podemos utilizar términos sin tan siquiera darnos cuenta de donde salen.
Así, aunque no estemos en crisis, si progresivamente se introduce este vocablo en los medios de (des)información, y la gente empiece a hablar de algo llamado crisis, aunque nadie sepa exactamente lo que es. Todo el mundo tendrá mucho miedo y estará asustado porque esta el "coco-crisis". Es impresionante, aumentará el nivel de ansiedad, las depresiones, los suicidios, se consumirá más fármacos, la gente comerá más, la obesidad aumentará, así tendremos una ciudadanía más molesta, más enferma, con más miedo, más de los nervios, más vulnerable y más controlable. Habrá que hacer sacrificios, la gente lo entenderá, y no saldrá a la calle a protestar, "total, con lo cansado que estoy ya y de todas maneras no servirá de nada, no se puede hacer nada por salir de esta crisis (crisis, crisis...)".
Es curioso, la que lía una puñetera palabra. Pero si realmente no estamos tan mal. Hay que joderse.
Bueno, siguiendo el tema del poder de las palabras y la etimología. Estaba yo cenando con unos amigos en la residencia universitaria. No se a que vino a cuento, creo que era por una estudiante (¿o "extudiante"? um...) de derecho, lo único que recuerdo que alguien dijo algo sobre el latín. Posteriormente, mis amigos defendían que estudiar latín y griego antiguo defendían que no servía para nada (lo que no sirve para nada es "extudiarlo"). Yo, estupefacto por el echo de que unos universitarios casi insultasen al latín y al griego antiguo, salí en su defensa. Me reprocharon que, yo siendo estudiante de Ingeniería, defendiese las letras. Como si hubiese una guerra letras vs ciencia. Yo les hablé del poder de las palabras y de que el latín y el griego antiguo es la única vía para conocer la etimología de las palabras; y propuse que tanto etimología, latín y griego antiguo fuesen obligatorios en la ESO. Casi me linchan a palos, he incluso la estudiante (o "extudiante") de derecho, me comentó, que está asqueada del latín, pues tiene que conocerlo para una asignatura de su carrera.
Pues, llegamos a lo que yo llamo prostitución del conocimiento. El conocimiento es tratado como una puta barata tanto en institutos como universidades. Algo que la humanidad tardó tanto tiempo y que costó mucho esfuerzo de conseguir. Algo tan maravilloso, algo que nos eleva a nuestro ser. Eso, es tratado para hacer negocio con él. Muchos se regocijan por tener un título (papelito), y se creen súper listos, intelectuales; luego claro está, siendo tan listos, son estafados por los bancos.
En conclusión, las palabras, el lenguaje, lo utilizamos para reflejar lo que somos, lo que sabemos. No hay que ignorar el poder que tiene la palabra. Como, por ejemplo, al decir que hacemos examenes, decimos que somos esclavos. Mientras, al decir que estudiamos, decimos que nos esforzamos y que nos alegramos de hacerlo. Yo prefiero estudiar, antes que hacer un examen ¿y tú?
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